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Mostrando entradas de febrero, 2022

CUENTO DEL PECADO DE LA ENVIDIA

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El Pavo Real  Era se una vez un pavo real que era profundamente admirado  por los demás animales . Ni salí bien el sol cuando comenzaba a pasearse por los campos, orgulloso de su plumaje. Todos estaban siempre a la expectativa del momento en el que extendiera su cola y dejara ver toda esa belleza que llevaba encima. Dice el buitre envidioso que un día llegaron unos búhos forasteros a aquel lugar. Todos los recibieron muy amablemente. El grupo de búhos se quedó conversando hasta que llegara la noche.   A uno de ellos se le ocurrió comentar que cerca de allí había un hermoso tigre blanco  y que jamás había visto un ave tan bella . Los demás estuvieron de acuerdo. El pavo, que estaba escuchando la conversación, no podía creérselo. Seguro que tenía varios defectos que los demás no habían visto. A la mañana siguiente   partió a buscar al tal tigre blanco, porque quería verlo con sus propios ojos. Se perdió en el bosque  y nunca más se supo del pavo real.   Pero el tigre blanco no se rendía

EL VELO DE LA ABADESA

  EL VELO DE  LA ABADESA   Existe en Lombardía un monasterio, famoso por su santidad y la austera regla que en él se observa. Una mujer, llamada Isabel, bella y de elevada estirpe, lo habitaba algún tiempo hacía, cuando cierto día fue a verla, desde la reja del locutorio, un pariente suyo, Existe en Lombardía un monasterio, famoso por su santidad y la austera regla que en él se observa. Una mujer, llamada Isabel, bella y de elevada estirpe, lo habitaba algún tiempo hacía, cuando cierto día fue a verla, desde la reja del locutorio, un pariente suyo, acompañado de un amigo, joven y arrogante mozo. Al verlo, la monjita se enamoró perdidamente de él, sucediendo otro tanto al joven; mas durante mucho tiempo no obtuvieron otro fruto de su mutuo amor que los tormentos de la privación.  Al verlo, la monjita se enamoró perdidamente de él, sucediendo otro tanto al joven; mas durante mucho tiempo no obtuvieron otro fruto de su mutuo amor que los tormentos de la privación. Al fin y al cabo, la fo